Photo by Markus Winkler from Pexels

Crisis

¿Por qué tenemos miedo?, ¿Por qué nos resistimos? Nadie nos avisó que venían días así y no pudimos prepararnos. Hemos tenido que des-acomodarnos, ver más allá, ajustarnos, reinventarnos, y, ¿Qué hay de malo en eso?

La crisis saca, lo mejor o lo peor de nosotros. La crisis expone lo que llevamos por dentro, deja ver de qué estamos hechos. La crisis revela nuestras capacidades de liderazgo, esperanza y humanidad. La crisis nos hace más fuertes, nos enseña a crear oportunidades, a buscar opciones.

No es la primera, ni será la última vez, que pasamos por circunstancias así. Recuerdan, ¿Cuántas guerras hubo antes?, ¿Recuerdan cuántas enfermedades que parecían amenazar la existencia de nuestra raza ya hemos padecido (y hallado la cura)?, ¿Cuentas crisis económicas nos han sucedido? – solo por nombrar un par.

Después de 19 semanas de resguardo (con únicamente 4 salidas a la calle: dos por supermercado, una por el monitor a la oficina y otra a Migración por mi carnet permanente) estoy en el momento de NO MÁS. No más pesimismo, no más quejas, no más contaminar a los demás con mi mala actitud. No más noticias venenosas, no más pánico injustificado, no más saber cuantas muertes al día. No más esperar que el Gobierno resuelva la situación. No más quejarme que las cosas no funcionan. ¡No Más! No más preocuparse por aquello que no ha sucedido – y es que la mente se va de baile imaginando de más, ideando, inventando. Si nos dieran un dolar por cada vaina que nos inventamos y que no sucedió TODOS seríamos millonarios.

No me refiero aquí a minimizar el impacto de este virus. No se trata de negar la pandemia. No me refiero a dejar de cuidarnos. No quiero tampoco parecer indolente con las pérdidas personales y materiales, ¡NO! Tampoco se trata de eso. Me refiero a la actitud con la que decido despertar cada día, para sembrar en mí y quienes me rodean la esperanza que necesitamos para salir JUNTOS de esta. Me refiero a controlar lo que podemos controlar. ¿Qué podemos hacer ante aquellas cosas que no? Angustiarnos, sentir ansiedad, paralizarnos. Puedo controlar lavarme las manos, usar tapabocas, salir a la calle solo a lo esencial, limpiar los artículos de compras, ser amable conmigo y con los demás. Alimentarme bien, hacer algo de ejercicio, dormir 8 horas, sonreir. No puedo controlar si el vecino fuma, si sale a la calle cuando no le corresponde o si no lleva mascarilla.

Nuestros sueños siguen. Nuestros proyectos siguen. Hoy decido que la situación no me desvíe o me distraiga. Sino todo lo contrario, me decido aprovechar las horas que ya no gasto en tráfico o saliendo a «nada», solo para matar el tiempo. Dedico no aplazar los sueños y a replantear los meses que quedan del año, la meta sigue allí solo debemos esperar un poco. Volverán los viajes y los encuentros con los amigos, volveremos a tomar un avión para abrazar a nuestros seres amados, volverá la fiesta y los atardeceres en una terraza del Casco Antiguo, volveremos a nuestros restaurantes preferidos, con nuestras personas favoritas. ¡Volverán esos momentos!

Aprovechemos como podamos. Construyamos nuevas oportunidades en nuestro metro cuadrado de influencia. Sigamos en contacto con quienes amamos gracias al regalo de la tecnología. Recordemos que la vida está en esos pequeños detalles que damos por seguros pero que al final no lo son tanto.

Usemos la fe como escudo – no importa en quién o qué crees, lo he dicho y lo sostengo, siempre que te haga mejor persona todo se vale – resguardarnos allí para encontrar la fuerza, resistencia y coraje que necesitamos para despertar cada día con ganas de dar lo mejor de nosotros. Se vale estar triste, incómodo, desesperado, pero se vale más sacudirse y pensar con una pizca de optimismo (realista) que TODO PASARÁ, porque ya antes ha pasado. No dejemos que el miedo nos paralice, sigamos avanzando. Y encontremos en nuestro día a día cómo ayudar a quien lo necesita con pequeñas obras, actos de caridad o apoyo al emprendimiento.


Para finalizar, aquí les dejo un texto que ya varias páginas, portales y blogs se han dedicado a traer a la vida nuevamente, por la sabiduría y exhortación en palabras de C.S Lewis respecto al miedo en épocas de la bomba atómica, allá a finales de los 40’s.

Si reemplazas «BOMBA ATÓMICA» por Coronavirus verás que el texto sigue vigente y que definitivamente no podemos dejar que nada nos encuentre ya muertos y desvanecidos, sino viviendo a full cada minuto de la existencia.

«En cierto sentido nos preocupamos demasiado por la bomba atómica. “¿Cómo vamos a vivir en la era nuclear?” Siento la tentación de responder: “Pues como hubieras hecho en el siglo XVI cuando la peste visitaba Londres casi cada año, o como hubieras vivido en la época de los vikingos cuando saqueadores escandinavos te podían degollar cualquier noche; o, de hecho, tal y como haces ahora en la era del cáncer, de la sífilis, de los ataques aéreos o de los accidentes ferroviarios o de tráfico.

En otras palabras, para empezar, no exageremos la novedad de nuestra situación. Créanme, estimadas damas y caballeros, ustedes y todos aquellos a quienes aman ya fueron sentenciados a muerte antes de la invención de la bomba atómica: y un porcentaje significativamente alto de nosotros moriremos de un modo poco agradable. Es verdad que tenemos una gran ventaja respecto a nuestros ancestros, la anestesia, pero seguimos sujetos a lo anterior. Es completamente ridículo lamentarse y dibujar caras largas porque los científicos hayan añadido una más a las posibilidades para una muerte dolorosa y prematura en un mundo que ya nos ofrecía suficientes problemas similares y en el que la muerte misma no es una posibilidad, sino una certeza.

Este es el primer punto para tener en cuenta: y la primera resolución que debemos tomar es mantenernos unidos. Si todos vamos a ser arrasados por una bomba atómica, que sea realizando acciones humanas dignas de nuestra condición: rezar, trabajar, leer, escuchar música, bañar a los niños, jugar al tenis, conversar con amigos en torno a una pinta y un juego de dardos, y no arrinconados como ovejas asustadas y hablando de bombas. Puede que ataquen nuestros cuerpos (un microbio puede hacerlo), pero no dejemos que dominen nuestras almas»

 («On Living in an Atomic Age» (1948), en Present Concerns: Journalistic Essays).


Unidos y con esperanza veremos como esto pasa. Y si es que salimos invictos o no, el mundo seguirá girando, con o sin nosotros. Sólo asegurémonos que mientras estamos en él hacemos y damos lo mejor de nosotros mismos, ¡realizándonos!




Una respuesta a “Crisis”

  1. Excelente y compartido

    Me gusta


Replica a Erika Mendoza Cancelar la respuesta