¿Cuál es la siguiente meta en tu lista?, ¿Cuál es el próximo logro qué te has dispuesto alcanzar? Cómo si tratase de ir al supermercado, nos gastamos la vida pensando en el siguiente paso, en qué haremos mañana, en lo que nos falta por conseguir. ¿Lo que nos falta?, ¿Por qué nos empeñamos en ver nuestras carencias y no agradecemos el presente?
Eckhart Tolle, en su libro, El Poder del Ahora, dice algo tan sabio que no cambiaré una sola palabra de cómo está escrito. Aquí va:
“¿Habitualmente usted está esperando algo? ¿Cuánto tiempo de su vida gasta esperando? Lo que yo llamo “espera a pequeña escala” es esperar en la cola del correo, en un embotellamiento de tráfico, en el aeropuerto, por la llegada de alguien o el final del trabajo. La “espera a gran escala” es esperar las próximas vacaciones, un empleo mejor, que los hijos crezcan, una relación realmente significativa, el éxito, hacerse rico, ser importante, alcanzar la iluminación. No es raro que la gente pase toda la vida esperando empezar a vivir”
¿Qué tal? ¿Alguna que se te haga familiar?
Cuando vivimos esperando lo que está por venir (y ni siquiera sabemos si va a llegar), anulamos nuestro presente, somos desagradecidos, vivimos afligidos, infelices porque nunca nada nos es suficiente. Tenemos un empleo, pero queremos un aumento o uno mejor. Tenemos una pareja, pero no es perfecta, si fuese distinto(a). Proyectamos la vida que queremos y no vivimos con los cinco sentidos puestos en el ahora.
¡Y ojo! No digo que no debamos planear, proyectarnos o soñar, sino cuánta obstinación y energía ponemos al futuro en lugar del presente. Aviso: esto se puede poner filosófico, pero, alguien me decía o lo leí, ya no lo recuerdo, que cuanto más vives el presente y más agradecido eres con Dios – o la vida, si es que no crees en Dios – por eso que tienes, más recibes porque tu energía se sintoniza con el universo y entonces este te premia con más. En cambio, si renegamos, y nos lamentamos de la casa que no tenemos, del carro que quiero que es como el del vecino, de si estoy muy flaca o muy gorda, o de los dólares que me faltan en la cuenta de banco… pues amigo, estamos condenados a una cruel tristeza.
Debemos eliminar de nuestra mente las esperas “a gran escala”, son una forma moderna de martirio. Las pequeñas… bueno esas también. Yo odio las filas de banco, el tráfico y esperar a que Windows haga las actualizaciones, nunca nadie estará listo para eso. A uno le provoca precisamente es apagar y desaparecer. ¡Pero bueno… viva el presente con alegría!
Trabajar por los sueños, por un mejor porvenir es necesario, pero no olvidemos dar el beso de buenos días, abrazar a los niños, llamar a mamá para saber cómo ha seguido, ceder el paso en la vía, ser cordial con mi colega aun cuando está malhumorado, dar lo mejor cada día, ser mejor persona, construir un mundo mejor. ¡Y todo eso, HOY!
Si hoy estamos pasando por situaciones difíciles, vale saber que son circunstancias que no nos definen, que son pasajeras y tenemos el poder de cambiar. Cuando abrimos los ojos al presente podemos ver las cosas desde otra perspectiva, entendemos la riqueza, la prosperidad y la abundancia de otras maneras. Está más allá de lo material, la llevamos por dentro.
¡Trabaja por el futuro, sin dejar de vivir el momento presente! ¡Vive el ahora y disfrútalo, no nos dura para siempre!
Abrazos.


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