¿Quién soy?

Cuando se nos pide explicar quienes somos, ¿Qué es lo que nos queda después de los títulos y los bienes?

Estamos acostumbrados a decir soy analista de [introduzca aquí cualquier área, porque hay analistas para todo] – o director de [alguna función importante en una compañía importante]. Soy el dueño de Empresa «La que Más Vende Ltda». Soy el hijo del presidente, la hija del gerente o la dueña de la Finca Mí Reinita por allá en tierras altas donde el paisaje es bonito y la brisa helada. Podemos ser la orgullosa mamá de Fulano, la esposa de Mengano o la nieta de Sutano, que nos heredará medio país cuando pase a mejor vida. Larga vida al abuelito.

Pero aún ahí no hemos respondido a la pregunta. Hemos dicho qué hacemos, cuáles son nuestras destrezas y vínculos familiares. Hemos listado propiedades y negocios. Porque se nos olvida que somos más que nombre y apellido, más que la labor trascendental de ser madre, hija o esposa – o padre, hijo y esposo – ¡aquí somos inclusivos y diversos!

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Somos más que la gran fortuna de haber labrado con esfuerzo un negocio propio o haber escalado la pirámide corporativa para hacernos a un puesto de liderazgo dónde influenciamos a tantas personas. Más que nuestras posesiones, esas que nos cuestan años de ahorro, hipoteca o sacrificios. Todo ello es grande y meritorio, digno de admiración y orgullo. ¡Lo es! … Y lo aclaro porque así nos evitamos malas interpretaciones de un tema aparte que se llama aspiraciones. – ¡Ay Katherine, no finjas que una vida austera te es suficiente, tu tan pretenciosa a veces, tu que no vas de camping sino glamping, que odias las filas y los baños públicos! En fin, la cosa es que nada de eso que mencionamos antes habló aún de quienes somos realmente.

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Más allá de nuestros logros,  es valioso pensar en una respuesta para la pregunta inicial, porque solo cuando los separamos dejamos ver nuestra esencia y lo que llevamos dentro.   Quienes somos, qué huella dejamos en la gente, cuál es el impacto que creamos en aquellos que nos rodean, qué valores nos definen. 

Yo no tengo mi actualizada respuesta. Es posible que la de hoy sea muy distinta a la que daremos en cinco, diez, quince años, o a la que dí algún día en mi pasado, pues se vale transformarse. Cambiar.

¿Quien soy? ¿Cuál es mi sello? ¿Mi identidad? Preguntas existenciales que deberíamos hacernos seguido, porque es la única manera de saber si seguimos en la pista o nos saltamos al carril del lado.

Preguntas que se hacen en períodos vocacionales cuando estábamos por «definir el futuro» – como si pudiésemos escribirlo con tinta – en esos retiros del colegio o en charlas con psicólogos y sus tests de ap/ctitudes que decían médico, matemático o futbolista. Mí Yo de hoy le diría a la de hace 12 años que muchas cosas no saldrán como lo está escribiendo ahora en esa tablita de Plan de Vida (si usted nunca hizo un plan de vida por aquí le dejo un link para que viva la experiencia). Le diría: «Oye niña, por más que lo proyectes en el papel debes saber que no va a ocurrir así. Te tomará más tiempo, cambiarán las circunstancias o las oportunidades… debes estar lista«. Funciona proyectarse, ¡si que funciona! pero hay que ser abierto y adaptarse. Y es que cuando todo eso que ponemos en el papel, en el tablero de visión que nos enseñaron en El Secreto, se lo pedimos a Dios con fe o lo trabajamos por años, NO se da, esos tropiezos no minimizan el valor de quienes somos. Son solo pendientes en la lista que no logramos esta vez y materialmente hablando. Fracasar en proyectos no significa fracasar como seres humanos.

¿Quien soy? Para responderse en silencio, con total franqueza porque no podemos mentirnos a nosotros mismos.
Quien soy y no quien quiero ser, porque para llegar a la meta primero tenemos que tener un punto de partida.

Besos!!




Una respuesta a “¿Quién soy?”

  1. Lindo nena.

    Ante todo somos seres humanos, con sentimientos y pensamientos. Amorosos con valores.

    Y Debemos ser agradecidos con sencillez a través todo por la vida, y por tanta bendición que dejamos pasar desapercibidamente.

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