Renuncié a contar mis lecturas

Reconozco que aún está vigente mi cuenta de goodreads, porque decidí que más que un contador, es una libretita de apuntes que me facilita recordar si lo leí o no, pero más allá de eso… no tendrá otro uso. – Aunque ahora que lo pienso, ¿no sería mejor usar una libreta? 📓


Durante mucho tiempo me deje llevar por la carrera, por la moda de que leer bien significaba leer más y más. Correr a la librería a comprar el más reciente libro y rogar por tiempo para terminarlo, soltar y agarrar uno más.

Más libros, más páginas, más retos cumplidos.

Hasta que una tarde, casi sin querer, me di cuenta de que estaba leyendo con un ábaco en la mano.

Hace unos meses, una amiga de Instagram me contó que no llevaba registro de sus lecturas. Nada de metas, nada de conteo. Le pedí consejo y fue directa: desinstala Goodreads y todas esas apps. Lo hice. Y sentí tremendo alivio.

Ahí entendí que había convertido la lectura en una carrera autoimpuesta. Números que no pedí, gráficas que no necesitaba, comparaciones silenciosas que me robaban la alegría de disfrutar el recorrido no solo el terminarlo. Todo para demostrar lo que no necesita pruebas: que amo leer.

Plataformas como Goodreads o Fable pueden ser espacios lindos para registrar lo leído, pero también se transforman en un marcador invisible.

¿Cuántos libros llevo este año?

¿Voy atrasada?

¿Leeré menos que otros?

¿Por qué nunca volveré a leer como en 2020?

¿Qué tal si leo libros más cortos para «leer más»?

Sin darme cuenta, el placer se volvió presión. Y más si llevas una cuenta de promoción de lectura, donde pareciera que si no has leído esto o aquello no eres suficientemente bueno. 🤯

Y leer, que siempre fue refugio, empezó a parecer obligación. Así que renuncié. No a los libros, sino a la contabilidad… que fue además, de mis materias más odiadas en la universidad – ¿Estoy divagando, verdad?. 🤣

Decidí no contar más.

No medir, no comparar.

Dejar que los libros duren lo que tengan que durar. Algunos se devoran en horas; otros se quedan meses, como conversaciones que no quieren terminar.

Hoy leo sin pensar en listas ni estadísticas.

Leo más lento, más libre. Y sobre todo, más cerca de lo que siempre fue leer para mí: un acto personal, no una carrera.

2026 trae una nueva aventura, y quiero vivirla sin números. Te invito a hacer lo mismo: a leer de nuevo, solo por el placer de leer.

Aprovecha que viene entrando el nuevo año, y varias plataformas te preguntarán, ¿Cuál es tu reto de lectura? ¿Cuántos libros es una meta digna para llamarte buen lector? No caigamos en la trampa, leamos por el solo gusto de leer.

¡Nos seguimos leyendo!





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