Sufrimos de un mal que nos aleja de hacer las cosas que soñamos. Padecemos de miedo al ridículo. Nos preocupa el qué dirán. Qué van a pensar de mi. Me da pena hacerlo porque me están viendo.
La realidad es que cada quien anda pendiente de sus propios asuntos. Y si alguien te ve, no va a pensar mucho en tí, porque no somos ni celebridades ni personajes públicos que se roben miradas o comentarios de la prensa.
La ventana más grande y de mayor alcance hoy en día son las redes sociales y la atención dura lo que toma hacerle scroll down al feed. Más memoria tiene Dory.
Así que debemos aventarnos y hacer. Atrevernos. Intentar.
No importa si nos equivocamos en principio.
No importa si no sale perfecto a la primera.
No importa si no resulta cómo esperabas… porque nadie más que tu sabe qué había en tu cabeza.
No importa si es un lado tuyo que pocos conocen. Pero, es que pocos realmente nos conocen.
No importa si no será una actividad popular en tu medio o si nadie a tu alrededor considera que hay valor en la causa.
No importa si no da dinero, sino que llena lo emocional de tu vida y le da otro sentido a los amaneceres.
No importa si al inicio no sabes el proceso, lo que pesa es dar el primer paso.
Nadie te está viendo. Así que baila a tu propio ritmo. Conecta con tu interior y corre por ese sueño.
Cuando empiecen a verte habrá pasado lo más difícil. Habrás aprendido, crecido, explorado, errado y corregido.
Cuando empiecen a verte, verán, de hecho, a una persona diferente a la que creían conocer, porque es un lado evolucionado al que no todos tenian acceso.
Verán a un(a) valiente, un(a) soñador(a), un(a) atrevid(a) que hizo con su vida lo que deseaba realmente. Intencional en sus proyectos.
Empieza hoy que nadie te está viendo.
Kathe Berdugo 
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