Ausencia

¿Cómo puede un sentimiento ser tan dual?

Se han ido pero queda en el aire el zumbido de su presencia.

Ya no están pero percibo en el espacio el peso de sus pasos.

Se han marchado pero han dejado su risa en los rincones,

y en la mesita de noche, los recuerdos y las bromas inocentes.

Quedan las conversaciones,

los abrazos y los besos.

Quedan las miradas de amor,

los gestos de ternura, el eterno cariño de padre y madre.

Queda la admiración por los sueños que ven cumplirse,

y la esperanza de vernos de nuevo, ojala pronto.

Queda el deseo de acompañar las nuevas etapas,

los hijos que aún no llegan,

los nietos que no saben si tendrán,

queda la satisfacción de hacerlos felices,

y hacerles sentir orgullo al ser llamados hijos suyos.

Queda la emoción atrancada en la garganta,

la gratitud de haber visto juntos siete amaneceres,

sin más pausa que la hora de dormir.

La nostalgia encharca los ojos pero

aún así te roba de nuevo otra carcajada.

Se llama recuerdo.

Queda ahora el silencio usual de casa,

somos de nuevo solo dos almas,

unidas por la decisión valiente,

de acompañarnos mutuamente.

Somos de nuevo los dos,

que hemos elegido compartir,

este viaje llamado vida.

Queda el aura de alegría y sensación de hogar,

que dejaron con su presencia al pasar.





Deja un comentario