No soy lo que se diga fan de Elizabeth Benavent, más bien la busco a conveniencia, como las amistades tóxicas, cuando necesito salir de un bloque lector, cuando necesito un PARE en mi itinerario de lectura para «relajarme» y divertirme.
Admiro profundamente su escritura. Es, para el lector, sencilla, fácil de llevar, natural, coloquial, real. Leer las historias y personajes de Elizabeth, se siente humano, y por eso me gusta. A veces, y espero no ofender a nadie, lo trivialmente natural de sus historias, es lo que me hace amarlas.
En esta obra en particular, nos habla del duelo y la perdida, muy a su manera. A veces, creo que ha construido el personaje principal, Miranda, con pedacitos de ella misma. Todas Esas Cosas Que Te Diré Mañana, es un homenaje a todo lo que no dijimos a tiempo; a las veces que nos regimos por un orden inverso de prioridades; es el reconocimiento del conflicto que existe entre lo que queremos, que para alcanzarlo nos requiere renuncias.
Es una historia divertida, con humor y sátira. Debo decir que me sorprendió el desarrollo por sus elementos ficticios y saltos de tiempo. Y amé el final, porque se sale del cliché «seremos felices por siempre a cualquier costo».


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