¿Qué le dirías a tu yo más joven?

Creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos fantaseado con hablar con nuestro yo del pasado, pero, ¿Qué le dirías?

No te afanes, todo en la vida encuentra su lugar y su tiempo. Todo se acomoda si vas trabajando por ello, aunque, de todos modos, ten paciencia, porque por más que lo desees no se cumple cómo está escrito en tu plan, ni a tu manera. Solo espera que las cosas van llegando.

Disfruta tus días hoy. No te afanes en probar que eres adulta, no te apures en lograr nada, más bien sal, despéinate un poco y conoce gente nueva. Pero recuerda, que amigos de verdad, son pocos. Contados con las manos. Algunas personas se irán y otras nuevas llegarán a tu vida, todo gira alrededor de un interés común en cada etapa de la existencia. Muy pocos se quedan contigo durante todo tu camino.

Aprovecha al máximo el tiempo en familia. Un día te irás de casa y extrañarás lo sencillo: el desayuno en la mesa, ver la tele juntos, o salir a tomar un café los fines de semana. Disfruta a tus padres, porque en tu afán de hacerte mayor también los haces a ellos más viejos, se les pintará el pelo con brillos blancos, vivirán contigo la ilusión del éxito, te pedirán nietos y podrás visitarlos una o dos veces al año. Siempre serás su niña, estarán pendientes de ti, querrán protegerte todo el tiempo, pero tu harás tu propio viaje llevando en la maleta sus enseñanzas, tus valores y sueños.

Trabaja para vivir, nos vivas para trabajar. Aprende a balancear quien eres y lo que haces. Un empleo no define tu valía. Tus títulos y logros te harán sentir orgullosa, y bien puedes celebrar tus victorias, pero después de eso, recuerda que solo somos seres humanos. Todos somos iguales. Solo personas.

Haz ejercicio, levántate temprano a correr algunos kilómetros cada día. Haz algún deporte. Cultiva joven buenos hábitos por el bien de tu salud. Los 30 pasan factura muy pronto.

Ten un hobbie constructivo. Los libros serán una buena compañía y un tiquete a nuevos destinos cuando no puedas salir de casa.

Júntate con gente mayor. Albergan muchas historias, lecciones y sabiduría. Escúchales y aprende de sus errores, te evitarás algunos tropiezos innecesarios.

El amor no es un cuento de hadas. Es una historia que se escribe de a dos, con respeto, confianza y buenas dosis de perdón. No es una autopista, sino un sendero cuesta arriba donde hay que darse la mano para avanzar seguros. Tendrás que hacer algunas renuncias, ceder, aceptar y adaptar, pero nunca renuncies a tu esencia. Si cambia tu espíritu, no te quedes.

Cuestionarás a Dios, no entenderás algunos de sus misterios, pero nunca te apartes de Él. La vida no será más sencilla, pero apegada a su presencia serás más sabia, más paciente, más bondadosa, entonces lo parecerá.





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